viernes, 19 de diciembre de 2008

CONVOCATORIA A PRIMER CONCURSO DE POESIA DE MUJERES "SCRIPTURA"



La Comisión de Escritoras del Pen Club del Perú, y el Centro Cultural de España, anuncian la convocatoria de su Primer Premio de Poesía para Mujeres "Scriptura", en el cual podrán participar mujeres de nacionalidad peruana (residentes en el país o el extranjero) a partir de los 18 años y sin límite de edad.
Sólo podrá presentarse con un sólo libro escrito en español, inédito y que no esté pendiente de resolución en otro concurso. El trabajo debe tener un mínimo de 300 versos y un máximo de 500. El tema, la rima y métrica son libres. El plazo de admisión del trabajo empezó el pasado 20 de diciembre y concluirá el 20 de marzo del 2009. Las obras se presentarán con seudónimo, adjuntando un sobre con los datos de la autora.
El premio será de MIL dólares, así como la publicacion del trabajo ganador por le editorial Carpe Diem. La recepción de las obras se hará en el Centro Cultural de España, Calle Natalio Sánchez 181. Jesús María, Lima. Vea las bases completas aquí

domingo, 14 de diciembre de 2008

DESGLOSANDO "ESE PUERTO EXISTE" DE BLANCA VARELA", POR LADY ROJAS BENAVENTE

Desglosando "Ese puerto existe" de Blanca Varela
Por Lady Rojas Benavente
Concordia University, Canadá


Blanca Varela

"Ese puerto existe", primer volumen de poesía de Blanca Varela, fue publicado en 1959. El libro se divide en seis partes: “El fuego y sus jardines”, que consta de diez poemas; “Puerto supe”, que incluye once poemas; “El capitán”, un poema largo; “Historias de Oriente”, poema compuesto de tres secciones; “Primer baile”, formado por ocho composiciones de prosa poética, y “Destiempo”, que tiene dos secciones –nueve poemas en la primera y tres poemas cortos sin título en la segunda–.
El fuego y sus jardines
La primera parte de "Ese puerto existe" toma su nombre del último verso de uno de los poemas que la componen, “El sueño” (29) y está formada por siete poemas –”La ciudad”, “El día”, “Los navíos”, “El sueño”, “Casi pájaro”, “Retrato y “En el espejo”– y tres composiciones de prosa poética –”Elegía”, “Esta oscura flor” y “Arpa de la edad”–. Todos los textos se caracterizan por su brevedad; entre los poemas, el más largo, “Retrato”, tiene apenas 22 versos, mientras que la más extensa de las composiciones en prosa, “Arpa de la edad”, ocupa apenas una página y siete líneas.
Los textos de “El fuego y sus jardines” pueden dividirse en general en cuatro grupos según los motivos que les dan origen. Así, “La ciudad”, “Los navíos” y “Casi pájaro” parten de la descripción de objetos concretos como la urbe costera, los viejos barcos y el rayo, respectivamente. “El día” y “El sueño” se ocupan de dos momentos del día: el amanecer y el ocaso. “Esta oscura flor”, “Retrato” y “En el espejo” abordan preocupaciones de la interioridad del sujeto lírico. Por último, “Elegía” y “Arpa de la edad”, dos de las composiciones en prosa, comparten el hermetismo de su significado.
Por otro lado, son distintos los rasgos que unen y relacionan los poemas mencionados. Por ejemplo, las imágenes del mar, de la costa, de diversos animales, de la luz y del fuego, son comunes a muchos de los textos. Sin embargo, cada uno presenta un aspecto particular del motivo que aborda. En efecto, “La ciudad” (19) elabora una visión dinámica de una población porteña; la urbe se presenta con rasgos humanizados de vitalidad y movilidad. En “El día” (21), se mezclan dos elementos poéticos: el amanecer junto al mar; en este breve poema se utilizan eficazmente las sinestesias. En “Los navíos” (23), los vetustos barcos en el puerto, ya casi inútiles, constituyen una imagen que mezcla la nostalgia del pasado con la presencia de lo decadente. “Elegía” (25) comparte con el texto anterior el motivo del paso del tiempo y sus efectos en lo arruinado; sin embargo, la oscuridad de las referencias de esta composición en prosa profundiza su carácter sombrío. “Esta oscura flor” (27) es el primer texto del volumen en el que el sujeto lírico hace referencia al universo interno de sus sentimientos. “El sueño” (29) describe con brevedad el anochecer y el pasaje temporal en el que el día cede suavemente a lo nocturno. En “Casi pájaro” (31), el sujeto lírico imagina la vida subterránea de un rayo, tras caer a tierra; un fenómeno instantáneo y perecedero se vuelve en el poema un proceso que continúa en secreto en las regiones subterráneas. “Retrato” (33) es un poema erótico que refuerza la convicción de que en el cuerpo se origina el centro de lo carnal y lo sensual. “En el espejo” (35) el sujeto lírico construye un universo surrealista a partir de las imágenes del fuego y del propio reflejo. Finalmente, “Arpa de la edad” (37) una composición en prosa, de manera un tanto hermética, presenta una visión de la tierra costeña al mediar el día.
Por último, cabe mencionar que el orden de los poemas de “El fuego y sus jardines” muestra cierta intención con respecto a elementos clave de una cosmogonía. Esta parte del libro se abre y cierra con dos textos que combinan dos elementos primarios del cosmos: lo sólido y lo líquido encarnados en la tierra y el mar; así, tenemos la imagen de una urbe en “La ciudad” y la descripción de la región costera en “Arpa de la edad”. Además, el tiempo interno de los textos progresa ya que parece ir del amanecer –”El día”, segundo poema– al anochecer –”El sueño”, “Retrato” y “En el espejo”, últimos poemas–.

Puerto Supe

“Puerto Supe” es el título de la segunda parte del libro, nombre tomado del primer texto. Diez poemas– “Puerto Supe”, “Una ventana”, “Los pasos”, “Carta”, “Fuente”, “La lección”, “El paseo”, “El observador”, “Mediodía” y “Divertimento”– y una composición en prosa, “Las cosas que digo son ciertas”, constituyen esta segunda parte. Si se exceptúan los poemas primero “Puerto Supe” y el último, “Divertimento”, las composiciones destacan por su brevedad y densidad al mismo tiempo.
Los poemas de esta sección de Ese puerto existe pueden agruparse también según ciertas características comunes. En efecto, el tema de la exhortación a la libertad es común a los poemas “El paseo”, “El observador” y “Divertimento”. “Las cosas que digo son ciertas”, “Una ventana” y “Mediodía” comparten una sombría atmósfera de pesimismo. La referencia a elementos personales e íntimos es el rasgo común de “Puerto supe”, “Los pasos” y “Carta”, mientras que “Fuente” y “La lección” son dos poemas que revelan la aspiración del sujeto lírico a poseer el conocimiento interior.
Una vez más, varían los motivos abordados, las atmósferas evocadas y las imágenes que se utilizan. Así, “Puerto supe” (41) evoca la costa, lugar al que el sujeto lírico se muestra ligado por su pasado y su presente. “Las cosas que digo son ciertas” (45) es uno de los poemas más surrealistas del volumen; trata de la muerte, la enfermedad del alma y la soledad. En “Una ventana” (47) se crea una oscura atmósfera de encierro mediante imágenes que evocan lo horrible. “Los pasos” (49) constituye una recapitulación personal de lo experimentado, en la que la vida se concibe como la suma de los caminos andados. En “Carta” (51), el sujeto lírico describe a un personaje femenino que le es esencial por su sencillez. En “Fuente” (53), el sujeto lírico alcanza la unidad y el conocimiento de sí mismo. “La lección” (55) se refiere también al conocimiento, esta vez de lo exterior, y a sus consecuencias positivas. En “El paseo” (57) se formula una invitación a viajar, en un tono optimista y favorable.
“El observador” (59) incluye el mismo motivo lírico, pero en este caso se exhorta a un hombre a escapar de su encierro. “Mediodía” (61) es la visión terrible de un rastro o matadero, que se contrasta con la luminosa e impasible hora media del día.
Por último, en “Divertimento” (63) se evoca la playa y el sol, y se invita a la libertad y al gozo.
Como en el caso de la primera parte del libro, “El fuego y sus jardines”, la segunda parte se abre y se cierra con poemas que hacen referencia a la tierra costeña del sur del Pacífico, “Puerto supe” y “Divertimento” respectivamente. En los poemas de la primera parte, sin embargo, hay un mayor número de imágenes concretas que remiten a lo marino y costeño; en la segunda parte, “Puerto Supe”, este tipo de imágenes disminuye para dar paso a referencias y motivos existenciales que incitan al sujeto lírico a reconocer la importancia de la libertad, el conocimiento y el erotismo. La brevedad de los poemas, el número de ellos en cada parte, el recurso a la prosa poética y la presencia constante del puerto que se mantiene en todos los textos, son características comunes de la primera y la segunda partes de Ese puerto existe.


Blanca Varela en los años que escribió "Ese puerto existe"

El capitán

Esta composición en prosa constituye la tercera parte del volumen; se divide en ocho secciones y está construida en torno de dos perspectivas que se evidencian estructuralmente. Así, en las cinco primeras secciones (69-70) el sujeto lírico se identifica con el capitán de un navío, quien reflexiona antes y después de un combate en el mar. En las tres últimas secciones (71), el sujeto lírico deja de ser el capitán, con lo cual la perspectiva cambia. Este juego de doble perspectiva permite contrastar la imagen que de sí mismo y de las hazañas de los marinos presenta el capitán, con la parte oculta de sí propio que se descubre en las últimas secciones de esta composición en prosa.
En las cinco primeras secciones abundan las imágenes marinas y bélicas.
En efecto, en las secciones uno y dos (69), el capitán se presenta en la víspera de una batalla; la descripción que hace de sí mismo incluye elementos íntimos: “Los capitanes somos castos” y “...somos insomnes” (69) y referencias al clima en el mar. En la tercera sección (69, 70) predomina el motivo de la muerte, pues se exhibe la escena del puente del barco tras la batalla y se describen los cadáveres de los marinos. En la cuarta sección (70) los marinos se presentan como guerreros triunfantes que obtienen la gloria. Sin embargo, la quinta sección (70), que consta solamente de dos oraciones, introduce la duda sobre lo referido: “Vencedores nos sorprende el alba. ¿Hemos soñado?” (70).
A partir de la sexta sección (71) el sujeto lírico deja de ser el capitán; se introduce así una nueva perspectiva que resume y cuestiona las secciones anteriores de la composición. De esta manera, la sección seis muestra a los marinos tras la batalla en términos opuestos a los de la cuarta sección; en esta última el capitán dice de sí y de sus hombres: “Nuestras espadas cruzan el firmamento como rayos, nuestros ojos viajan/ como soles, la cabellera crece violentamente y se multiplican nuestras/ sonrisas sin ley” (70).
En la sección seis, el sujeto lírico los exhibe de manera muy distinta: “Lívidos, tibios, afeminados, los guerreros contemplan atónitos el nuevo día” (71).
Las tres primeras oraciones de la sección siete (71) retoman las imágenes de las dos primeras secciones de la composición: el insomnio del capitán, su aliento comparado con un insecto y la espera de la batalla. La última oración refuerza la imagen de la debilidad del capitán y de sus hombres al comparar la fuerza de éste con la de “una niña atacada de malaria” (71) y al adjudicar a sus marinos actividades ocultamente homoeróticas, “sus huestes se acoplan en las bodegas húmedas” (71).
La sección ocho (71) –formada de una sola oración– se refiere al carácter secreto de lo revelado.
En “El capitán”, la figura del guerrero se cuestiona al mostrar el aspecto subyacente de debilidad que la conforma, aspecto que en la composición se magnifica con rasgos de afeminamiento y actos de homosexualismo.

Historias de Oriente

Este poema forma la cuarta parte de Ese puerto existe. Es probable que su título haga referencia a las resonancias bíblicas de las imágenes utilizadas. El poema consta de tres secciones divididas claramente mediante numerales romanos. La primera sección es un poema; la segunda, una composición en prosa poética, y la tercera, una mezcla de verso y prosa.
En la primera sección (75-76), las imágenes utilizadas evocan el mundo recién creado en su primera mañana. Al inicio de esta sección, una voz –referencia probable al dios creador del mito bíblico– anuncia “el nacimiento del sol”; el poema termina cuando el astro ha llegado a su cenit, lo que expresa la relación temporal de la creación.
En la segunda sección (76), las imágenes integran el relato de una conspiración. Se describe la inquietud de un grupo de hombres –”los vástagos”, luego llamados “los rebeldes”–, quienes deciden “quemar sus obras”; desisten, sin embargo, ante la presencia de “terribles presagios”. Es posible que esta sección haga referencia a la rebelión de las criaturas, los hijos de Dios, contra su creador.
La tercera sección es la más hermética (77-78). El sujeto lírico presenta la historia de un perro que amanece “envuelto en una nube azul” y se vuelve así inaccesible a Cosme, su dueño. Las imágenes insisten en el sufrimiento del animal y en la ira y el dolor del hombre, sentimientos originados por la separación. Los motivos que así se construyen son la pérdida, la persecución de lo que se ha querido y se ha perdido, y la permanencia del dolor ante el alejamiento de ambos seres. La imagen de la nube recuerda tangencialmente el caso de ciertos personajes bíblicos que son arrebatados de la tierra hacia el cielo –Ezequiel, por ejemplo–.
“Historias de Oriente” es un poema que presenta tres episodios de inspiración bíblica. La utilización de imágenes de lo maravilloso o lo fantástico une como elemento común a las tres secciones: la voz, los presagios y la nube azul, respectivamente. Se genera así un proceso de desacralización debido al tratamiento personal de dichos episodios.

Primer baile

Esta composición en prosa poética constituye uno de los textos más largos del volumen. Se divide en ocho secciones de extensión desigual; la más larga (VII) posee treinta y dos líneas, mientras que la más corta (VIII) consta de seis. Las secciones se relacionan entre sí mediante dos motivos predominantes: movimiento e inmovilidad; al efecto se utilizan las imágenes del baile y del desfile como metáforas de lo primero, en tanto que la imagen del sueño ejemplifica lo segundo.
En la primera sección (81), el sujeto lírico enfatiza su carácter animal y carnal, así como las consecuencias positivas de tales rasgos, es decir, vitalidad, sensualidad y movimiento: “Soy un simio, nada más que eso y trepo por esta gigantesca flor roja”.
En la sección II (82), el sujeto lírico se refiere a un tipo de movimiento específico: la ascensión; ésta se considera una forma de movilidad “penosa” pero transformadora.
En la sección III (82), el sujeto lírico deja de ser actor para convertirse en espectador; abandona el propio movimiento para describir el de otros seres, esto es, el de un cortejo de arañas y pulpos. Se introducen imágenes de violencia –”Una espada los persigue [a las arañas y a los pulpos] y les arranca los ojos”– que otros espectadores –”el pueblo”– aplauden.
En la sección IV (83) se repiten las imágenes del cortejo o desfile y de la violencia; ahora es el mar quien pasa y deja atrás “extrañas especies revolviéndose”, que luego los “imbéciles” atacan sólo para amanecer muertos ellos mismos. De nuevo, el sujeto lírico es espectador del movimiento y la violencia ajenos.
En la sección V (83-84), el sujeto lírico se vuelve hacia su interior y reflexiona respecto del universo del sueño. Se utiliza aquí la dualidad clásica sueño-vigilia para simbolizar y oponer los espacios de lo íntimo y lo externo. De este modo, el sujeto lírico expresa el amor que siente hacia su rico y ambivalente universo onírico.
La sección VI (84-85) abunda en breves referencias a diversos mitos de la creación del mundo. Así, se inicia con una imagen que recuerda el mito pitagórico: “Los números arden”. Se habla también de una “rueda” como metáfora del destino, imagen que recupera el símbolo tradicional del azar. La “santa palabra” que igualmente se menciona aquí se refiere sin duda al mito bíblico de la creación mediante –justamente– la palabra considerado el soplo original. Estas referencias míticas, sin embargo, se tiñen de un carácter negativo, el cual se expresa con claridad en la oración que califica la creación, por parte de Dios, del propio ser humano: “Es triste ser la invención de un loco, un ojo de otro ojo”.
Al final de la sección reaparece el motivo del baile en la imagen de un lagarto que danza.
La sección VII (85-85) recoge de modo velado el motivo adánico de la pareja original. “La niña” y “el héroe” representan aquí los dos seres humanos primigenios, pero el sujeto lírico da a la creación rasgos de mero espectáculo que se presenta frente a un “alcalde” y a un “público” arrebatado. En esta sección, las imágenes surrealistas se acumulan para crear un ambiente de drama (o incluso farsa), con lo cual se desacraliza de nuevo la referencia original al mito bíblico.
En la sección VIII (86) se retoman los motivos de lo corporal y el movimiento, mediante imágenes del cuerpo y del baile. Se efectúan una vez más veladas referencias bíblicas, en cuanto a la imagen de la luz como elemento que comienza todo. La sección y el poema entero se cierran con una imagen irónica que opone dos elementos distintos enlazados por el movimiento: “Inician el baile el elefante y la justicia./ ¿Quién vencerá?” De esta manera, en la última sección se reiteran varios de los motivos que se desarrollan a lo largo de todo el poema: la presentación de contrarios, las referencias a mitos bíblicos, el movimiento y las imágenes surrealistas.

Destiempo

La última sección del libro está formada por un conjunto inicial de nueve poemas (cada uno numerado con una cifra romana), y tres poemas independientes sin título.
El conjunto inicial de nueve poemas destaca en general por su brevedad; el más largo (V) posee veinticuatro versos, mientras que el más corto (VIII) sólo tiene cinco. No parece haber un tema único que relacione entre sí estos poemas; más bien, en ellos se encuentran motivos e imágenes recurrentes del universo poético de Blanca Varela: la noche, la soledad, la decadencia, el sueño, el amor y la muerte.
En el primer poema de la serie (89), la imagen de la noche sirve como trasfondo contra el cual se presenta el motivo de la soledad y del aislamiento. Distintos elementos de color rojo -llamas, coral y sangre- se utilizan para introducir la imagen del otoño.
El poema II (90) está construido con base en contrastes humanos –“estréchame” - “aléjate”– y del universo –“frío paisaje”- “desierto”, “cielo derribado”–. Se abordan así los sentimientos amorosos y los motivos del viaje y del olvido.
El poema III (90-91) está formado por imágenes sombrías y pesimistas. En efecto, los motivos de este poema son la destrucción –rayo, árbol talado–, la indiferencia cósmica ante la desgracia humana –“Contemplamos el cielo. No hay señales”–, el desconocimiento de la propia circunstancia –“¿Es de día? ¿Es de noche?”–, y la decrepitud –“sólo hay un viejo muro…”–.
El motivo del poema IV (91) es la huída en pos del ideal. Abundan las imágenes de la naturaleza. El sujeto lírico explica, con un tono optimista, cómo es el mundo prototípico que persigue. El poema V (91-92) destaca por la musicalidad de sus versos. El sujeto lírico describe una nube y su travesía por el cielo; esto le sirve para mostrar cómo este sencillo elemento de la naturaleza constituye un universo en sí mismo. El motivo principal del poema VI (92-93) es la insignificancia del ser humano frente a la inmensidad, simbolizada aquí por el mar, la ciudad y la eternidad. La condición frágil del hombre se subraya al compararlo con una “pálida burbuja” y “un silencio”.
El poema VII (93) es el más breve del conjunto. En él, apenas se insinúa el motivo de la vista como el sentido que permite aprehender la realidad exterior.
El poema VIII (93-94) describe en seis versos el proceso de despertar como acto que introduce al sujeto lírico en el mundo de la conciencia. Los objetos, los sentimientos, los espacios cotidianos y la mirada de los demás conforman paulatinamente la realidad de quien despierta. En el poema IX (94), los motivos del amor, los recuerdos y la promesa se entretejen mediante las imágenes de la música y del tiempo.
Tres poemas sin título cierran la última sección de “Destiempo”. En el primero de ellos (95), el motivo es el paso del tiempo. Se utiliza la imagen del atardecer para subrayar la irreparable huída de lo temporal, simbolizada en las horas que son “pálidas viajeras”. El segundo poema (97-98) tiene como motivo la noche y su “eterno retorno”. El sujeto lírico presenta la noche como un ente humanizado que aguarda el amanecer con esperanza. La sucesión interminable de días y noches se concibe como una forma de permanencia, “una hoguera posible contra la muerte”. El tercer poema (99) es probablemente el más críptico de esta sección. De nuevo, se utilizan en gran medida imágenes de la naturaleza. La estructura del poema muestra un equilibrio premeditado, en el que las estrofas primera y última están construidas como una imagen en espejo.
Un motivo frecuente en los poemas de Puerto Supe es el simbolismo de la región costera. En varias partes del libro, diversos poemas desarrollan dicho motivo directamente o de modo tangencial. Así, en la sección “El fuego y sus jardines”, los poemas “La ciudad” y “Arpa de la edad” abordan el motivo mencionado; en “Puerto supe”, ocurre lo mismo con el poema que da título a esta parte, así como con “Mediodía” y “Divertimento”; y en “Destiempo”, el poema VI se refiere al motivo que nos ocupa. Sin embargo, aunque el motivo es el mismo, la autora lo utiliza con fines distintos en cada caso. Esto resulta evidente al comparar tres poemas: “La ciudad”, “Puerto supe” y el poema VI de “Divertimento”.
“La ciudad” (19) elabora una visión dinámica de una población porteña; la urbe se presenta con rasgos humanizados de vitalidad y movilidad. Por su parte, “Puerto supe” (41) evoca varios elementos de la región costera como marco inseparable del pasado y del presente del sujeto lírico. En el poema VI de “Destiempo” (92), la región de la costa se convierte en un símbolo de la inmensidad que el ser humano enfrenta desde su pequeñez. Tenemos así tres enfoques distintos de un mismo motivo. Esto también se evidencia si se consideran los espacios poéticos de cada composición. En “La ciudad”, la atención se centra en el espacio urbano; en “Puerto supe”, en los espacios íntimos de la memoria y de los sentimientos; en el poema VI, en el espacio abstracto de la condición del ser humano. Es posible decir, entonces, que en el primer caso el sujeto lírico describe una ciudad real y dinámica; en el segundo, evoca una ciudad de la memoria; en el tercero, adjudica valor simbólico a una “ciudad sin límites” (93).
Se halla también una diferencia en cuanto al tiempo interno de los poemas. En efecto, la imagen de la urbe vital y llena de movimiento de “La ciudad” ha quedado captada en un instante de continuo presente. El tono de evocación de “Puerto supe” hace referencia al pasado. El motivo abstracto de la inmensidad y de lo infinito en el poema VI, crea una atmósfera atemporal.
Las imágenes que se utilizan en los tres poemas muestran rasgos comunes, aunque su uso se adecua, en cada caso, al enfoque particular del motivo. Por ejemplo, las imágenes de elementos de la naturaleza abundan en las tres composiciones poéticas; sin embargo, en cada una cumplen un papel distinto. Así, en “La ciudad” dichas imágenes sirven para caracterizar a la urbe como parte de su entorno; ésta se compara con un árbol, una isla, un bosque, el cielo. En “Puerto supe”, las imágenes de la naturaleza se acumulan para describir el paisaje de la costa, el cual constituye a la vez el panorama interno de los sentimientos y recuerdos del sujeto lírico. En el poema VI de “Destiempo”, las imágenes de la naturaleza se reducen al mar, el sol y la luz, y su valor es sobre todo simbólico, pues pretenden expresar lo inmenso y lo infinito.
El mar es una de las imágenes de la naturaleza que se repiten con insistencia en todo el libro. En los poemas que analizamos, esta imagen sirve de nuevo como ejemplo del uso variado que la autora hace de un mismo elemento poético para distintos fines. Así, en “La ciudad” el mar es una presencia implícita que apenas puede adivinarse o deducirse a partir de otras imágenes –“peces sobre espejos de oro”, “isla abandonada” (19)–.
En “Puerto supe”, por el contrario, el mar es un personaje central del universo del poema, a quien se dirige directamente el sujeto lírico:

¡Oh, mar de todos los días,
mar montaña,
boca lluviosa de la costa fría! (41)

En el poema VI, el mar encarna el símbolo de lo infinito, junto al cual el ser humano es casi nada:

El mar pliega las alas al atardecer,
tú no eres sino una pálida burbuja
navegando al golpe del aliento... (92)

Por último, cabe mencionar que la imagen doble mar-ciudad o mar-costa es una constante en la obra de Blanca Varela.
Ese puerto existe de Blanca Varela es sin duda uno de los libros de poesía más significativos de la autora. Uno de los elementos más destacados de este volumen es la variada riqueza de sus motivos poéticos, entre los cuales destacan –por su aparición constante en todo el libro– la naturaleza y las referencias a mitos bíblicos.
Las imágenes de la naturaleza constituyen una presencia constante en Ese puerto existe. La oposición puerto-mar, oposición entre lo terrestre y lo acuático, es quizá el motivo que genera un mayor número de imágenes relacionadas con lo natural. Sin embargo, no sólo lo marino sirve a la autora para referirse a la naturaleza; los jardines, la selva tropical, los animales, los insectos e incluso los distintos momentos del día –el amanecer, el atardecer, la noche– le permiten incluir a la naturaleza como parte fundamental y activa de su universo poético. No obstante, cabe aclarar que en la poesía de Blanca Varela, la naturaleza no es ni presencia decorativa o paisajística, ni mero espejo de los sentimientos del sujeto lírico. La naturaleza en Ese puerto existe y en otros libros de Blanca Varela, es una fuerza oscura, multiforme y siempre activa en la que los seres –animales y plantas– hallan lugar y sentido; el ser humano, sin embargo, se presenta a menudo como un mero observador, un ser ajeno a esa comunidad de lo natural.
En distintos poemas de Ese puerto existe se utilizan referencias a mitos y personajes bíblicos. Dichas referencias se usan como parte de una estrategia de desacralización y cuestionamiento de los símbolos religiosos de la tradición judeocristiana. El ejemplo más claro de esta estrategia se halla en las composiciones de “Historias de Oriente”, donde mitos como la creación y la rebelión de los seres contra su creador, se presentan desde un punto de vista muy personal. Se altera así la versión original del mito, y éste se reinterpreta mediante un punto de vista distinto como medio para desacralizar y cuestionar la validez de lo mítico. La desacralización se subraya de modo inequívoco con el uso de imágenes que pertenecen a un registro muy distinto y alejado al de la imaginería tradicional judeocristiana; por ejemplo, ya no es un profeta quien vuela envuelto en una nube, sino un perro que orina (77-78). De esta manera, la deconstrucción de la mitología judeocristiana adquiere, en la obra de Blanca Varela, un carácter de subversión y franco cuestionamiento.
El tiempo ha demostrado la originalidad de la voz poética de Blanca Varela. Ese puerto existe es un volumen en donde dicha voz aparece con un timbre propio, y en donde el lector puede reconocerse los motivos líricos y las obsesiones existenciales de la autora. La importancia de este libro en el contexto de la poesía peruana del siglo XX es, por lo tanto, innegable.


Blanca Varela con sus hijos Vicente de Szyszlo (derecha) y Lorenzo de Szyszlo (izquierda)

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LADY ROJAS BENAVENTE: Poeta, crítica literaria, directora de la asociación Crítica canadiense literaria sobre las escritoras hispanoamericanas –CCLEH-, oradora de la comunidad latina para el organismo nacional Pasajes hacia Canadá y coordinadora de los cursos del grupo Laval au féminin. Es profesora titulada en la Universidad Concordia donde enseña teoría literaria, feminismo, literatura y cultura hispanoamericana. Ha escrito tres tesis para graduarse como profesora secundaria en Filosofía y Literatura: Conocimiento integral de la obra literaria (1968); en estudios de Maestría: Estructura, Ideología y Exilio en Andamos huyendo Lola (1985); y para el Doctorado: La magia en la cuentística de Elena Garro (1989). Rojas ha publicado cuatro libros: su poemario: Étoile d’eau. Estrella de agua (2006), y tres obras de crítica literaria: Alumbramiento verbal en los 90. Escritoras peruanas: signos y pláticas (1999); y con Catherine Vallejo: Celebración de la creación literaria de escritoras hispanas en las Américas (2000), y Poéticas de escritoras hispano-americanas al alba del próximo milenio (1998). Participa en la comunidad canadiense para organizar el Día Internacional de la Poesía con los estudiantes y en la TV, comparte su obra poética en las Universidades: UNAM en Gatineau, Concordia, Saskatoon en Saskachewan y en asociaciones femeninas, culturales y literarias: Centre de Femmes de Laval, Red Cultural Hispánica de Ottawa y Gatineau, Registro Creativo de la Asociación Canadiense de Hispanistas. En el exterior de Canadá fue invitada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Comisión de Escritoras del PEN Club del Perú, Inter-Arte y el Consejo Nacional de Mujeres del Perú entre otros organismos culturales.

lunes, 8 de diciembre de 2008

POEMAS DE GRACIELA BRICEÑO

Descripción

El aire acecha
los pies del agua
cuando en ti pienso,
mi corazón es un jazmín
acribillado
en la tarde de oro
cuando pisas la hierba
de mi memoria,
y así voy llenando
el cántaro de mis días
navegando sobre los luceros
cautiva y taciturna
en medio de la noche
que posa su mano
sobre mi dolido hombro.

De “Celebración de la palabra” (inédito)

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Temor


"Cómo quieres
que te quiera
si no te veo.
Con los ojos
del alma
te veo"
(Canción gallega)

Cómo hablarte
si tu sombra
camina al revés.
Tengo tu voz
imaginada
en el umbral
del deseo,
pero no me atrevo
a llamarte
por ese desconocido
silencio
que tanto temo.

Cómo hablarte
si tu sombra
camina al revés,
tus palabras caen
por el despeñadero
y se adelantan
a la parquedad
de tu respuesta,
en medio de ese mar
que detiene
mi impulso.


De “Celebración de la palabra” (inédito)


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GRACIELA BRICEÑO: Poeta, escritora y profesora universitaria. Doctora en Literatura y en Educación. Ha recibido las siguientes distinciones: 1er Premio de Poesía y Cuento en los Juegos Florales de la UNMSM; Premio Nacional de Poesía Fomento a la Cultura 1964; Premio Nacional Año del Niño, organizado por el Consejo Nacional de Menores, por su libro Seis poemas para un niño; Premio Nacional en Poesía en el Concurso de La Municipalidad de Huánuco, por su libro El Río y Yo; año 2001 Premio Nacional de Literatura por el INC de Huánuco. Ha publicado los siguientes libros: Poemas de mi edad (1959), Fraternidad del Canto (1964), Antología Personal del Río al Mar (1992). De voz tersa y penetrante, ha sido incluida en la antología Quince Poetas Mayores Peruanas (Editorial Apidama, Bogotá, Colombia, 2005).

POEMAS DE ROCÍO CASTRO MORGADO

De la libertad

para Ivana


El caracol
que te obsequiaron hace semanas
y halago
con frescas hojas de lechuga

-que cada domingo elijo
entre multitud de empaques sobre los que desciende
lluvia refrigerada-

elimina una breve estela de hojas digeridas sobre la
escarola
y se extiende
cuan largo es

cuando limpio de endibias mustias
su albergue

y lo poso sobre un fresco cogollo

para que tiente
con sus antenas curiosas

el camino soñado
hacia un bosque
de inigualable verdor

a veces
amanece confinado
en su pequeña concha
sobre la cima de una papaya

o resbala
desconcertado
por el frasco de miel

Quizá busca

un cielo abierto
con todas las estrellas

la brisa que viene del mar
sobre los arbustos del huerto

aunque

un filudo pico de mirlo o grajo

pueda mecerlo en el aire
y librarlo de golpe
de su arnés

antes de dejarlo caer

en el buche abierto

de un

ávido polluelo

...y lo sabe.

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Asuntos domésticos

para Eva, Amalia y Luisa


Tendida en una hamaca
en Colán

escucho con ojos cerrados

el mar

a mi lado
una pareja de turistas
murmura
que en los bungalows
no hay congeladoras
y sus niños requieren comida fresca.


Advierten un nido de avispas en un poste
y escapan
no sin antes prevenirme
por su aguijón.


Vuelan en torno a mí

hay espacio suficiente para todos
en esta playa

parecen decir.

Una clase de avispa
antes de desovar
repara en que sus crías
precisarán alimento

podría atiborrar su estancia
con seres muertos
pero estarían podridos cuando nacieran

por lo que
desciende sobre la araña
que es su más apetecible manjar

y la congela
de un picotazo


luego
la traslada a su criadero .

Cuando hay suficientes

ova
sella la celda
y se va .

En esa morada
su botín espera
hasta siete semanas

que las larvas
empiecen a mordisquear
golosina fresca


Las veo sobrevolar en torno a mí
también a los turistas

algo les hubieran podido decir.

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Rocío Castro Morgado: Licenciada en Lingüística y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hizo una Maestría en Literaturas Hispánicas y obtuvo el Diploma de Estudios de Género en esa universidad. Ha publicado trabajos de investigación, crítica literaria y poesía en diarios, revistas y plaquettes del Perú y el extranjero. Publicó dos poemarios “Húmeda piel”, en noviembre del 2001 y “Fábula del grial con castillo, dragón y princesa” en julio del 2007, con la editorial Carpe Diem. Por “El zoo a través del cristal” se adjudicó el primer galardón de la XIII Bienal de Poesía “Premio Copé Internacional 2007”, el más importante del país y uno de los más relevantes de la región. Fue docente y coordinadora de Literatura en el Centro Preuniversitario de la Pontificia Universidad Católica del Perú y correctora de estilo en el Departamento de Control de Calidad del Diario El Comercio de Lima.
Dirigió la Oficina de Admisión de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Desde hace 8 años dirige su Centro Preuniversitario.
Pertenece a la Comisión de escritoras del Penn Club Internacional del Perú.
Sus correos electrónicos son : fabuladelgrial@hotmail.com y rcastro@uarm.edu.pe

POEMAS DE ANA MARÍA GARCÍA

ELLA NO TUVO EN CUENTA A JOSÉ Y SE UNIÓ A LA BANDA DE LOS HERMANOS MERCADERES

A María Teresa


Quedó pues inmóvil ante la llave con la cual le hicieron brillo delante de sus córneas
Hincó en beatitud a sus hijos y los entregó
Labradores
Ninguna objeción y ninguna deriva

Los dedos apuntaban con la misma coincidencia de metales
hasta donde llegara la sátira mirada
apuntaban destetados
lamidos hasta la carne o tal vez hasta los cartílagos con la raíz

destrozada
exclamó desde su almayaruina
el hágase en mí

Crecieron en su vientre
los que habían de crecer
crecieron en sus huesos las milésimas
devolvieron ansias a sus senos caídos
creció en su apoyo
la sal amarga
y la bañó de sombra tardía
la mayor sombra

Pensó entonces que había hallado el acertijo
Y nadie debía saberlo
las babas se desprendían rodando asidas de sus mentones doblados
pero ella permaneció en el silencio
como pidiente de una limosna a los cinco sentidos coagulados
otra vez por primera vez
no cupo en ninguno de los brazos
ella no había nacido
no había llegado tarde
ínfima fue desde su memoria
hasta sus restos
jamás la vimos desde mi balcón
ni la oímos
sólo pudimos tocar sus ojos ciegos y su lumbre después
bebió líquidos compuestos y tuvo alguna vez un sueño azul pero lo mantuvo incierto… “lo tapó con pez y lo arrojó al mar…”
Su Rey había muerto hace ya…

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ARS AMATORIA


“Ay, ése es el amor que hemos llorado tanto se
Largan largan los ríos que se aman partiendo
Raúl Zurita

No vengas
no aproximes a mí lo que de ti y a tu pesar verace
sé en cambio la mentira grande de tu cuerpo.

No vengas;
evocado sé
apenas madrugada esgrime
El amor hace su bien de la poca verdad.


“hasta entonces se concebía, en efecto,
y se esparcía la semilla, no uno en otro, sino
en tierra como las cigarras”


(formas que requiere el ansia)

yace apenas con las manos abiertas
no pronuncies ni sepas
sé postizo

qué iba a ser más que tú
acaso tus sumandos
o tus ojos?

acaso
tus segmentos... cuando desayunas...?


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ANA MARÍA GARCÍA SILVA: Licenciada en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Licenciada en Humanidades y Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca (España).Master en Educación de Adultos, Universidad de Mississippi (Estados Unidos de Norteamérica), Diplomada en Proyectos Educativos y Cultura de Paz por la Universidad Católica . Ha publicado prosa y poesía en diferentes diarios y revistas del Perú y España. Es autora de dos libros de poesía: Hormas & Averías, editado por Caballo Rojo 1995 y el segundo, “Juegos de mano” editado también por Caballo Rojo en 1999. Ejerce la docencia universitaria y secundaria; es coordinadora del Centro UNED LIMA de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid (España). Y miembro de la Comisión de escritoras del Pen Club Internacional.

POEMAS DE ATALA MATELLINI

A Matilde Espinoza
(Gloria de Colombia)


Desde el canto mayor
Desciendes
Como sello de agua

Y te espero
Calcada
A tus pasos
Hecha en tu milésima parte
Alzada
En tu centrífuga fuerza
Vertida
En tus innumerables canículas

Gestada en tu constante evolución
Sedienta hasta la saciedad

(Poema inédito)

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EN LA MITAD DEL TIEMPO


En la mitad del tiempo
cuando calla la noche
es el instante
donde nacemos
uno para el otro

Con el color exacto
sin romper la armonía
de un grano de arena
Una voz, en sucesivos cantos
nos descubre
nos une y retiene
y se hace nido de revelaciones
cuando surge la música
de nuestros cuerpos

Y te quedas
y me perteneces
y nos elevamos
en un aleteo de palomas
unidos por el eje carnal de la tierra

(Poema de Estancia Íntima)

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ATALA MATELLINI: Poeta peruana, pertenece a la generación del 80. Integrante de la Comisión de Escritoras del PEN Club Internacional del Perú.
Poemarios: "Pasos y Nostalgias" (1989) . Publicación auspiciada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONCYTEC. "Vertiente y Vibraciones". Prólogo del Dr. Luis Alberto Sánchez. (1996). "Agua Viva". Cuaderno de Selección Caín, número 45, Madrid-España. (1996). "Estancia Íntima". Ediciones APIDAMA Ediciones, Bogotá-Colombia .(2006). Presentado en la XIX Feria Internacional de Colombia y en la XI Feria Internacional de Lima.
Breve Antología Poética. (2007)
Sus poemas aparecen publicados en antologías de Francia, España, Canadá, Perú, Colombia, Chile. Actualmente se desempeña como corresponsal de la revista cultural La Porte des Poétes.

POEMAS DE ELVIRA ORDÓÑEZ

TÚ SEÑOR


Tú Señor,
en vez de poesía creas mundos
que lentos se desgarran.
Nosotros, dioses frustrados
emularte buscamos
mientras Tú nos contemplas con tristeza
como contempla el hombre sus fracasos.

Tal vez lloras y tu llanto nos filtra
lava de angustia, mar desamparado.
A veces, yo siento que estás grave,
Tú, que no puedes permitirte la muerte
aunque tu eternidad te despedaze.

Presiento tu cansancio, lo adivino
desde la cal hastiada de mis huesos
la densidad morbosa de mi sangre.
Yo te busco y doy vuelta a mi sombra
para hablarte, recorro mis peldaños
y en la cima en vez de asirte
en desahuciada inmensidad me ahogo.

Lejana omnipotencia,
átomo soy de tu verdad, lívida mancha.
Cómo llagan la piel inmensurable
de esta continuidad todas tus bestias.
Tú sufres sus zarpazos
sin que una fe te alivie, como al hombre.

¡Padre nuestro!
Desheredado de plegarias.


(Del libro "Vivo en Ti!)

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IDEA

Deprontedad que esplende,
constela neurotrinos
alquimia masallases
centellea vislumbres
y enardecida crea
el raigal intragrito
desviscerado
ilímite.

(Inédito de "Respira la Palabra")

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Elvira Ordóñez: Ha publicado nueve poemarios. Su obra figura en la Literatura Peruana de Augusto Tamayo Vargas, en la Enciclopedia Ilustrada del Perú y en el Diccionario Enciclopédico de Milla Bartres. Durante seis años dirigió el Grupo Cultural Arte y Tiempo presentando homenajes a reconocidos poetas y difundiendo, mediante recitales, la obra de escritores jóvenes. La Biblioteca Nacional, en el año 1997, presentó una exposición bibliográfica de su poesía, junto con la obra de diez reconocidas poetas de la generación del 50.
Actualmente, realiza críticas literarias en la revista de arte VOCES, que dirige Amalia Cornejo.

POEMAS DE MARITA TROIANO

LOS DIAS DE LA INOCENCIA

A Francisco Bendezú


En el sesentidós éramos pocos en Chincha
La moral era clara
Nos conocíamos todos por nombres y apellidos
Por signos por orígenes
/Algunos viejos rechazaban la costumbre de vivir
y otros iban lento por las horas
con sus libros cabalgando en los bolsillos
Con retazos de sol entre las manos
bajo un pálido cielo
Mudándose al silencio/

Se andaba sin temor a la extinción
por plazuelas quietas con palmeras bordadas
y entre la luz polvosa
Sabiendo a las almohadas inocentes
El cuerpo cultivado en buena tierra
La sangre fresca

En el sesentidós hubo un verano largo
y muchas tardes lentas
Las sonrisas se cosieron a las sombras
y el alma se nutría a sol y caña dulce
Recostados en murallas de adobe
éramos retozando tibios entre milagros perezosos
Con el metabolismo lento
Dibujando pisadas con zapatos de charol
Los trajes blancos y sombreros con gracia los domingos
Creyendo saber mucho del diluvio universal
De la uva negra
De los gallos haciéndonos nacer muy pronto
Del rumor del sol en la floresta
De las sábanas de hilo
Del mantel manchado en Navidad con vino tinto

En el sesentidós dormíamos temprano
[ salvo en la Nochebuena y para la procesión del Señor de los Milagros ]
Los insomnios venían extranjeros
con las tierras de Arabia lepra en technicolor
filisteos temiendo a Sansón entre pantanos
y ese león de la Metro rugiendo en ecranes gastados

En aquel tiempo
todos pensábamos que el Papa era un santo
Kennedy un ángel de los cielos
y rojo muy rojo todo el diablo
No nos herían el tiempo o los inviernos
Mariposas amarillas cubrían firmamentos
y en las noches con luna llena
venían de visita los ancestros

En el sesentidós tuvimos dos eclipses
Un sol furioso al mediodía tres semanas
y cincuentaicuatro tías montadas en tacones
cansando letanías a quienes saludar por las mañanas
Aquel año sentí temor de Dios vergüenza de mentir
y fueron mis pezones más rosados
Me corrí del azufre como aroma del maligno
y escuché dos maldiciones al vicario mayor
por debajo de una luna
que se tornó amarilla de repente

En el sesentidós estaba todo en orden
Mi cuello
Mi casa
Mi columna vertebral y mi esperanza
Era tiempo de caricias
De cuentos de Calleja
De nueva historia universal
Éramos la gente de este pueblo junto al mar
que leía el periódico muy tarde en las mañanas
Éramos con la risa quebrando los temores
Alejadas las lágrimas
Jugando mundo en la vereda con cáscaras de plátano resecas
aliento a mantequilla y mermelada de ciruelas hecha en casa
En el sesentidós era feliz
¡Qué duda cabe!
Tenía apenas nueve años
Alejada la malicia de vivir
Sin soledades
Y mil sueños correteando por mi aldea consagrada

Fue un buen año aquel sesentidós
¡Muy buen año!
De veras.


(De: POEMAS URBANOS, 1998)

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De cómo se reestructura el cosmos
(y de paso, se echa a perder una cosecha de duraznos)

A Martha y Felipe


Por un amor de poca certidumbre

De esos que abundan en la historia
mundial de los amores
¡Reestructuré el Cosmos!

Ya no fue cóncavo o convexo
Ni abajo verde ni azul arriba
con bosques o estrellas rutilantes
algodonadas nubes y rubíes de Birmania
en los crepúsculos

Por un amor de clepsidra y agua fuerte
lo cambié todo :
Arte esencia resumen suma,
la rugosa estructura de las nueces,
lo negro del carbón, el blanco de la nieve
Hice inmóvil al río los sacrificios útiles
Redonda a la raíz cuadrada
y un cuadrado fue desde entonces
la bola de cristal de adivinanzas

Sin enigma fue el gesto de Gioconda
Hubo grillos croando
cerdos que vuelan
días de sol noches
La fauna del mar era galope en llamas
El futuro vuelta atrás
El eco fue un seudópodo
y el sirocco una albúmina enjaulada

¡Por ti lo cambié todo!
Expedita en el desmán Sin prevención y audaz
para que tú me amaras
Para que tú me amaras torné a las piedras agua
al agua la hice viento y el viento era tu voz que no llegaba
Así desesperada
borré del diccionario las palabras
y en consternado trance
mezclé la maldición y el salmo tramoya y escenario
Comedia y dracma Guillotina y almohada

¡No erró un tiro mi escopeta!
¡Acerté con mi dolor de puño y letra y…
…vue la esfinge sin secreto y fue el secreto sin magia
Es más… exagerando el hecho
mientras liaba el canto de los gallos a un eclipse
cancelé nodos y equinoccios
al sembrar poncianas en la Antártida
Desde entonces
no hubo más nodos ni equinoccios ni siega ni miopes
ni casas ni pesca ni dry martinis en Manhattan

Envejecí tanto convirtiendo en tucanes a las garzas
al péndulo en frijoles a la rosa en espada
y a Uberlandia en el Niágara
que la verdad la verdad... es que estaba muy cansada
Con ademán de muerta y un halo demencial en la mirada

¡Y todo por conseguir un incremento
de apenas tres por ciento en el salario pobre diablo de tu amor!

Pero… ¡Mala fortuna! ¡Malandanza!

Al parecer jamás supiste mis hazañas
No diste fe de nada y al contrario
Duplicaste mi exilio
Subrayaste castigo
Marcaste más distancia

Oye ¿ en qué estabas pensando cuando yo… ?


En este tiempo nuevo
algunos memoriosos dicen que la bóveda era azul
el canario amarillo y el pan con migas blancas
Que hubo una vez
Que había una semana
días lunes buenos días
olas alas hilos husos asas osos vasos
besos buzos bonzos corsos versos
Que así era todo antes dicen
Antes que por amor yo reestructure el cosmos
y de paso eche a perder una cosecha de duraznos anunciada

¡Lo siento tanto!
¿Cómo pude olvidar que al conocernos
dijiste que la compota de duraznos te encantaba?

(Poema inédito)
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MARITA TROIANO: Poeta, narradora y editora del sello Carpe Diem, nació en Chincha (Perú). Es Licenciada en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad Católica del Perú. Fundó en 1996 el sello editorial Carpe Diem que dirige a la fecha.
Ha publicado los siguientes libros de poesía: "Mortal in Puribus" (1996–Sgda.Edic. 1997); "Poemas Urbanos" (1998); "Extrasístole" (1999); "Secreto a veces" La Historia según la Poesía - Ad Libitum - Antología personal 1996 - 2006.
Ha elaborado la antología "Mujer y Poesía - Mujeres Poetas del Perú".(Lima, 1997)
En narrativa ha publicado el libro de relatos "La noche anterior" ( 2000), y "Las increíbles aventuras de Rafo, Mati, Nico y Esperanza" ( 2006), primera novela escrita en el mundo en defensa de los derechos de los niños y niñas , con el auspicio de Save the Children - Suecia.
Su obra poética figura en múltiples antologías del Perú y el extranjero y ha sido parcialmente traducida al inglés, griego, francés e italiano.
Como reconocimiento a su obra literaria y a la decidida defensa de los derechos de las mujeres y de los niños a través de la escritura, fue galardonada en como una de las Mujeres Latinas Más Destacadas del año 2006 en la ciudad de New York, en el XI certamen que organiza el prestigioso El Diario - La Prensa de dicha ciudad.
Actualmente es Directora de la Comisión de Escritoras del Pen Club Internacional del Perú y vive entre Lima y Nueva York.

POEMAS DE ELIANA VÁSQUEZ

Poemas Inéditos

"soy una mujer que no conoce la tierra
donde vive sin amor sin risa sin Nicaragua"
GIOCONDA BELLI


yo fui una vez una niña
que moría de miedo
que no sabía utilizar adecuadamente el cuchillo, el tenedor, la cuchara
que no entendía porqué papá se había ido de la casa
que soñaba casarse con marco el dibujito animado de moda

yo fui una vez una adolescente
que temía la presencia de su madre
que buscaba respuestas a las interrogantes de su cuerpo
que bajaba de peso cuando quería
que entallaba en le pantalón número 28

hoy soy una mujer
que no ha encontrado respuestas

que no puede usar un pantalón talla 28 porque su afición a la comida chatarra no se
/lo permite
que anda desnuda por la vida
que ha aprendido a convivir con ella misma
que ha perdido las ganas de soñar
que se niega a entender de política o religión
que huye del mundo
que no ha encontrado a quien inventar en el amor
que ya no dialoga sino monologa
hoy soy una mujer que se reinventa día a día hora a hora minuto a minuto
que empieza a convertirse en la neurótica esquizofrénica que no quiere ser sólo por complacerte



"El amor es sólo una excusa"
(De una canción de Javier Ruibal)


Soy esta mujer
que arde en tu recuerdo
que cruza tu sonrisa, tu mirada
que derrama el cáliz sagrado de tu semen sin semilla
soy la mujer que descalza camina por tu piel e ignoras con el sutil clamor de tu ausencia
soy esta mujer
felino/ herido
que pronuncia tu nombre/ muerte


De: "Columna Vertebrall". Lima: Arte Reda Editores, 2001.

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ELIANA VÁSQUEZ COLICHÓN: (Lima, 1973) Educadora, ejerce la docencia en diversas instituciones educativas escolares y universitarias. Maestría en Literatura Hispanoamericana (PUCP), es estudiante del Doctorado en Literatura Peruana y Latinoamericana UNMSM. Conduce y produce el programa radial “Poder de Mujer”. Ha publicado el libro "Columna Vertebral" (2001). Se encuentra preparando una primera antología de la poesía afroperuana.

"VIVIENDO EL TIEMPO" DE YOLANDA WESTPHALEN


Yolanda Westphalen y Carmen Luz Bejarano

"Viviendo el tiempo" de Yolanda Westphalen: una elegía para perdurar
Por Marita Troiano
Publicado en El Comercio (31.98.2008)


“Viviendo el tiempo palpas la soledad
Y en la oscuridad de lo oscuro se enciende el silencio
Yolanda Westphalen

La obra poética de Yolanda Westphalen, una de las más importantes de la Generación del 50 en el Perú y prominente voz de la lírica hispanoamericana, se caracteriza por una acendrada vocación filosófica y lo canónico de sus versos que traducen con sabiduría cotidiana aquel delirio interior que la sume constante en la bruma metafísica.
Condiciones que han guiado una escritura íntima, laboriosa, de sustantivos contenidos y natural euforia al expresar al mundo complejos pensamientos a partir del intimismo autobiográfico.
Esta vez, de conciencia esclarecida ante el fulgor de una temporalidad que angustia, Westphalen poetiza la herida existencial que crece en un dolor sin lágrimas y nos entrega Viviendo el Tiempo, un poemario excepcional, meticulosamente formulado e inspirado en honduras del pensamiento, la elegía escrita como auténtico desafío de sí misma que torna su llaga metafísica en 47 poemas de singular cadencia, escrupulosamente inéditos en su estructura, imágenes y satinados recursos metafóricos, develando con ellos cuestiones primordiales de su historia.
Y en el desgarro de sus palabras y la agridulce concentración de su sentir, reconocemos su temple y moral sinceridad al exponer sentimientos que la agitan y hacen vulnerable ante el mundo, y que no significan fragilidad o desapegos, sino por el contrario, una fortaleza singular al poetizar su desolación por lo efímero del ser y el vacío ontológico desde la más recóndita mismidad.
Al mismo tiempo, y con la madurez creativa que la asiste, luego de asumirse como centro de tan dolorosa experiencia metafísica, versifica momentos de esencial revelación con mecanismos simbólicos y alegorías de carácter universal, convirtiendo la poética de una personal angustia en un emblema existencial colectivo, y sin opulencias lingüísticas o conceptos intelectuales pre configurados, comunica con austera fluidez heroicas manifestaciones del espíritu.
Sin embargo, el quebranto de estos versos no aminoran su profundo amor por la palabra a la que erige una vez mas como imperecedero signo de verdad, como la habitación propia donde configura sus otoñales días restableciendo horizontes de libertad; y con lícita simultaneidad, durante breves instancias, también transmite una sonriente emoción por vestigios de luz al fugarse con el viento, esconder entre tinieblas luciérnagas que iluminan recuerdos o cuando a orillas del invierno en su alma se instala el eco del mar.
En la ofrenda de sí misma, Westphalen nos confronta a cuestiones sustantivas apoyando su ideario estético en expresiones nacidas del desahogo de su “ser mujer”, en genuinos anhelos como escritora y una reconocible plenitud como esposa y madre, dejando entrever la intensa correspondencia entre su singular estado espiritual, la excelencia creativa y un yo poético de gran emotividad.
Pero más allá de la belleza expresiva y de una armoniosa construcción literaria, Viviendo el Tiempo pone de manifiesto su entereza y convicciones morales para seguir buscando una razón de plenitud al enfrentar rigores de un tiempo tornando lo vivido en un puñado de borrosos recuerdos, olvidos radiantes y sonoros silencios.
En el punto más alto de su intensidad reflexiva, la poeta desmorona falsas construcciones de la naturaleza humana desmitificando un idílico paisaje figurado como condición perdurable de nuestro ser, y desde esta perspectiva , sus versos nos recorrerán el cuerpo como un escalofrío haciendo cierto el temblor que despierte a sustantivas reflexiones, y que la poesía, hermana de sangre de la filosofía y lengua materna de la raza humana, en la voz de poetas como Yolanda Westphalen nos recuerdan.
Viviendo el Tiempo, una elegía nacida para perdurar suscitará en tirios y troyanos un espontáneo agradecimiento a Yolanda Westphalen y una inclinada venia ante su magna obra literaria.

Marita Troiano.
Nueva York, 15 de Agosto de 2008.